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lunes, 20 de julio de 2015

7º Desayuno filosófico Nunsys (14/07/2015)

Despedimos nuestra temporada filosófica con un nuevo encuentro en las instalaciones de Nunsys.

El resumen con las participaciones de la sesión lo podéis ver en el link siguiente:

Resumen 7º Desayuno Filosófico Nunsys



jueves, 21 de mayo de 2015

6º Desayuno Filosófico Nunsys y Asecam (14/05/215)




En esta ocasión nos desplazamos al Port de Sagunt, en el Restaurante Candela celebramos la sexta edición de nuestros desayunos filosóficos, 

Organizado por Nunsys y Asecam

Link del resumen en la web de Nunsys:




martes, 23 de septiembre de 2014

AMOR FATI: La afirmación de la vida en Nietzsche

Amor fati es una frase latina, utilizada varias veces en los escritos de Nietzsche, que se traduce como «amor del destino» o «el amor al destino». Se utiliza para describir la actitud de quien ve todo cuanto le sucede en la vida, incluido el sufrimiento y la pérdida, como positivo. Es decir, uno siente que todo lo que ocurre forma parte del proceso en el que el destino llega a su objetivo final, y así debe ser considerado como bueno. El destino aquí no deber ser entendido como a lo que el hombre está obligado a que le suceda, sino al destino que nosotros mismos nos construimos, dentro de nuestros límites, los cuales nos lo ha impuesto el azar (nuestra sociedad, cultura, familia, etc.). El azar pues, juega un importante papel, frente al que es posible tomar dos actitudes: negarlo, viviendo como si la vida se tratara de una carga. O aceptarlo; considerando que la vida es un juego: a veces se gana, otras se pierde, pero si aceptamos el triunfo, también lo hacemos con la derrota, pues el uno no existiría sin el otro.

Según el propio Nietzsche en “Ecce Homo”  Ed. Alianza, pág 61: 
“Mi fórmula para expresar la grandeza en el ser humano es el amor fati [amor al destino]: el no querer que nada sea distinto ni en el pasado ni en el futuro ni por toda la eternidad. No sólo soportar lo necesario, y menos aún disimularlo-todo idealismo es mendacidad frente a lo que es necesario, sino amarlo…”
El amor fati nietzscheano es amor al destino en sentido griego, tanto hacia lo que nos pasa como a lo que hacemos, tanto por la suerte como por el carácter,  es “no querer que nada sea distinto, ni en el pasado ni en el futuro, ni por toda la eternidad

miércoles, 17 de septiembre de 2014

jueves, 11 de septiembre de 2014

Coaching y filosofía










O mejor filosofía y coaching, ya que el concepto de filosofía es anterior e incluso en algún sentido diría que primigenio.

Estrechamente relacionadas, unidas y engarzadas. Para mí, en el momento en que un  coaching verdadero se pone en marcha aparece la filosofía.

Son dos palabras de muy amplio uso. Y es que, cuando decimos filosofía ¿qué estamos nombrando? Esta ya es una cuestión compleja, incluso “filosófica”, habría que preguntar a cada persona que significa para ella filosofía.

Para muchos será eso que algún momento tuvo que estudiar y se acordarán vagamente de Platón y su mundo de las ideas,  de Aristóteles, de Kant, de Nietzsche… ; otros es posible que nos digan que es darle vueltas a grandes preguntas que nos hacemos en tanto que humanos ¿quiénes somos, a dónde vamos y de dónde venimos? ¿tiene algún sentido la vida? … y que cada uno nos vamos  respondiendo de la mejor manera que podemos; en un sentido más erudito, quizás diríamos que la filosofía es la colección histórica  de pensamientos de algunos hombres y mujeres –a los que llamamos filósofos,  que con sus reflexiones y especulaciones han tratado de dar respuesta de una forma más o menos sistemática a esas grandes preguntas; según la primera acepción del diccionario de la RAE es el “conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano”; y si nos vamos a la etimología, originariamente el término filosofía está formado por “filo” (amigo o amante de) y “ sofía” (sabiduría), aquí resaltaría el concepto de sabiduría más como una disposición,  una actitud, un “hacer” que tiene que ver con algo consustancial al ser humano, con la curiosidad con el deseo de “saber”, de “comprender”, personalmente me gusta hablar del filósofo/a como “amante de la sabiduría” y cuando digo filosofía me estoy refiriendo a acciones, tareas tales como analizar, comparar,  contrastar, llegar a conclusiones, exponer, debatir, compartir reflexiones sobre cuestiones esencialmente humanas,  que nos ayudan a elegir de  forma consciente un determinado modo de vida, coherente con nuestros principios más profundos. Entiendo y propongo que la teoría y la práctica de la filosofía no están separadas. La propia reflexión filosófica, la toma de conciencia ya es transformadora y liberadora.  

Al menos así se entendía en la Antigüedad, como una actitud básica que tenemos en la vida. Vida y filosofía es lo mismo, es un arte para la vida. Es impensable sujetos que puedan construirse sin filosofía. Lo que ocurre desde la Ilustración es que se produce una distinción entre teoría y práctica y eso ha llevado a que se haya visto lo "filosófico" como algo muy especulativo, complejo, inútil para la vida cotidiana, reservado a filósofos profesionales. 

Sin embargo, mi convicción es que, de un modo u otro, todos filosofamos, ya que las personas tenemos una actitud básica hacia la realidad, tenemos una serie de supuestos, de ideas, de creencias que determinan esa actitud, que a su vez determinan nuestra realidad y cómo respondemos ante ella. La diferencia es si lo hacemos de una manera adecuada y responsable o no. Ya que si esas actitudes son supuestos a los que no hemos llegado por nosotros mismos, de forma autónoma, crítica, reflexiva y serena es bastante probable que se trate de una filosofía, podríamos decir deficiente, y que eso tenga consecuencias nefastas en la vida porque esos supuestos están configurando nuestra experiencia cotidiana. 

Examinar filosóficamente nuestra vida,  en línea con la afirmación de Sócrates de que  “una vida sin reflexión no merece ser vivida” no solo es posible, sino que es muy aconsejable.  Cuando explicitamos nuestras ideas implícitas, es mucho más fácil dirigir la “vida examinada”, podemos comparar nuestro enfoque con otros, y tal vez modificarlo o mejorarlo de algún modo. Podremos en definitiva asegurarnos de que nuestra filosofía actúe a nuestro favor  y no contra nosotros. 

Y ¿qué entendemos por coaching?, ya hace cinco años que escribí una entrada sobre ello. En estos momentos veo mi concepción del coaching como algo más global, como una muy efectiva forma de favorecer que las personas se relacionen mejor tanto consigo mismas  como con el mundo (cuando digo mundo me refiero tanto al entorno físico, como a relaciones con otras personas, profesión, ...). Un proceso de coaching ayuda a mantener una actitud de interrogación constante sobre uno mismo, sobre cómo soy y estoy en el mundo y a provocar una reflexión sobre cómo se quiere estar  y cómo nos queremos relacionar con el mundo.

Cuando más arriba hablaba sobre un "coaching verdadero" me refería a un coaching en el que se provoca un trabajo de fondo de autoconocimiento, en el que la persona -el cliente, con la colaboración  profesional del coach- a través de la conversación, las preguntas, el feedback continuo sobre las acciones,   profundiza sobre quien es realmente y desde ahí se va planteando objetivos y acciones que tienen que ver con él, con su esencia más profunda. Para mí es fundamental que en el proceso de coaching, el cliente vaya explicitando su actitud básica ante la realidad, sus supuestos, sus creencias... su "filosofía" al fin y al cabo. Que en las sesiones se traten sus ideas y creencias, que las revise, las mire,  y cuestione si procede, que las asuma y reivindique si es lo que le sale en esos momentos, que vaya encontrando el punto de coherencia, de consistencia, entre lo que siente, piensa y hace.

Este  tipo de coaching está especialmente dirigido a  personas que quieran clarificar y pensar mejor acerca de ciertos aspectos de sus vidas y es el tipo de coaching que estoy poniendo en práctica con mis clientes.




martes, 29 de septiembre de 2009

Coherencia y su relación con la fórmula "SER + HACER = TENER"


¿Por qué es tan importante sentir que somos coherentes?. Estoy convencida de que tiene que ver con la afirmación siguiente:

El resultado de lo que obtengo es fruto de lo que YO HAGO más lo que YO SOY.

Este resultado se refiere a veces a lo que llamamos EXITO, otras a REALIZACION, a CONSECUCION DE OBJETIVOS... depende de cada persona. Normalmente se corresponde con la situación deseada a la que quiere llegar el cliente en un proceso de Coaching.

La coherencia se detecta con la evidencia de si el resultado responde a que hago lo que digo, que a su vez es lo que pienso y siento. En este sentido es importante no perder de vista que lo que SIENTO y lo que PIENSO tiene que ver con mi SER, y lo que DIGO y HAGO con el HACER.

El SER tiene que ver con identidad, creencias y valores.

Hacerse responsable es el paso previo de la acción (decidir hacer algo que tenga que ver conmigo). La Responsabilidad o Compromiso es el eslavón que hace que las cosas sucedan. Se manifiesta en acción, acción que une el presente con el futuro.



Tres dominios que nos configuran como personas, cada uno de ellos influye y es influido por los demás:

Lenguaje

Emociones

Cuerpo


Cuando iniciamos un proceso de cambio o transformación debemos asegurarnos de que los cambios se aplican en los tres dominios para poder establecer una nueva coherencia. Si conseguimos cambiar nuestra forma de ver el mundo modificando ciertos juicios aprendidos, o creencias, cambiará también nuestro estado de ánimo, pero si nuestro cuerpo no se adapta, es decir, no aprende la nueva disposición acorde con nuestro nuevo lenguaje y emoción, nuestra corporalidad nos irá arrastrando hacia la vieja coherencia, por lo que los nuevos aprendizajes y cambios conseguidos no se podrán consolidar. La falta de coherencia en alguno de estos dominios respecto a otros influye en el bienestar, felicidad, éxito y suerte de la persona.